La otra cara de la IA
En esta entrega de BitácoraMental te hablo de tecnología, pero no de gadgets y esas cosas, me centro en como convivimos con ella...
(Si eres mas de escuchar que de leer, aquí tienes el audio del episodio Nº 204 del Podcast).
La verdad es que como persona nacida en la década del 60, me siento un privilegiado, porque a nuestra generación le ha tocado vivir un desarrollo tecnológico mas que interesante, en el que hemos disfrutado de cambios, que en otras épocas de la humanidad necesitaron muchos años antes de concretarse.
Todo se ha ido acelerando, y probablemente quienes están naciendo en éste 2024 a lo largo de su pasaje por éste mundo, sean capaces de ver cosas que hasta hace cuatro días eran inimaginables incluso para las novelas y películas de ciencia ficción, porque lo que en ellas hace un tiempo teníamos por absolutas fantasías, ya las estamos viviendo en éstos días.
Y me considero un privilegiado, -igual que los millones de personas que han nacido en los 60s y 70s-, porque teniendo hoy una edad que nos permite estar conectados con la actualidad tecnológica, hemos podido disfrutar del camino, de ese proceso, de la evolución, perfeccionamiento y creación de tantas cosas, que nos han cambiado la vida.
Los jóvenes de hoy evidentemente disfrutan de lo que utilizamos actualmente tecnológicamente hablando, e incluso habrá alguno que piense que no hemos aportado gran cosa, considerando que la evolución y el perfeccionamiento la han hecho ellos en la última década y poco. Pero todos sabemos que las cosas se construyen sobre bases, y esas sobre ideas, que se llevaron a la práctica muchas de ellas en los 60s, 70s y 80s, cuando comenzamos a apreciar que se pisaba el acelerador en adelantos varios, que nos han llevado a lo que tenemos ahora mismo, y probablemente a un escenario mas interesante aun en los próximos lustros.
Pero mas allá de que en nuestra juventud careciéramos de algunos adelantos que hoy se dan por sentados, y las nuevas generaciones consideran imprescindibles y mínimas para su día a día, creo que lo mejor de todo está en el proceso que nos tocó vivir, desde aquello con lo que nacimos, hasta lo que tenemos hoy.
Creo que resulta imposible de transmitirle a un niño actual, la felicidad que nos produjo haber nacido viendo la tele en blanco y negro, y años mas tarde conocer el color. Esas imágenes que capturaban el mundo real con una gama cromática que solo podías ver en el cine, y que consiguió llevarse a la caja tonta en todos los hogares.
Y que decir del teléfono, aquellos aparatos que pesaban casi como una nevera de hoy, y con el que si tenías la suerte de contar con un cable largo, podías mantener una conversación moviéndote un poco por el salón, porque los inalámbricos eran ciencia a ficción.
Nunca olvidaré un día estando en casa, ya en la época de los teléfonos fijos con antena metálica extensible, y que te permitían desplazarte sin problemas dentro de tu casa. Un día salí al jardín y llegué hasta la acera, pero al alejarme demasiado, la comunicación se cortó. En ese momento pensé ¿Cuándo será el día en que pueda hablar sin problemas desde cualquier sitio? Y años después apareció la telefonía celular, con sus respectivas evoluciones hasta el smart phone mas moderno.
Y no quiero poner muchos ejemplos porque esto sería interminable, pero los que conocimos el mundo sin internet ni ordenadores personales, paladeamos cada segundo de su historia, hasta llegar a nuestros días, con conexiones de fibra y una red en la que puedes desde aprender, crear, trabajar, hasta lo que se te pueda ocurrir hacer. Incluso aquellas cosas que estando fuera de la ley, son la parte negativa de toda ésta evolución.
En fin, no voy a entrar en mas detalles, pero éstas décadas han sido maravillosas también en muchas áreas de la investigación, la salud, el acceso a la información, la música, y tantas otras cosas con las que convivimos a diario, y sin duda han mejorado nuestras vidas. Esa es la parte bonita de la historia, pero sin desmerecer en absoluto todo eso, no es menos cierto que últimamente estamos entrando en territorios inexplorados, donde se van creando grandes diferencias entre quienes están al día, y quienes no son capaces de seguir el ritmo frenético de los avances tecnológicos. Y esto podría llegar a ser entendible, si ocurriera respecto de los mas mayores, pero resulta que ésta gran división de las población se está dando en todas las edades.
¿A qué me refiero? Al hecho de que independientemente de los años que tengas, hoy por hoy hay muchos factores que pueden hacer de que te sientas un absoluto forastero en tu propio mundo, o peor aun, que sufras las consecuencias de no estar inmerso en la ola del cambio, por el motivo que sea. Es mas, incluso puedes tener serios problemas a pesar de tener grandes habilidades para surfear esa inmensa ola.
Y ahora mismo te estarás preguntando ¿a dónde quiero llegar con todo esto? Y es muy sencillo, al hecho de que hoy por hoy con la mayor tecnología que hayamos visto en la historia del ser humano, cuando lo mas lógico sería que se aplicara en su beneficio, tenemos un grado de vulnerabilidad tal, que perfectamente todo puede convertirse en la peor de las pesadillas, en ésta especie de laberinto, plagado de trampas, al que de momento no se le conoce la salida de emergencia.
En la revolución industrial, ocurrida entre 1780 hasta 1850, el miedo eran los puestos de trabajo que la maquinaria quitaría a la sociedad, aunque por otro lado, esto permitiría un desarrollo económico impensable de otra forma.
Hoy puede que ocurra lo mismo con la inteligencia artificial, algunos le temen, otros la adoran, pero sin duda es un gran avance, y bien usada nos catapultará al futuro acortando los plazos, pero todo esto tiene asociado un problema extra.
Hasta hace cuatro días, una máquina podría quitarte el trabajo, -que evidentemente siempre tiene sus consecuencias negativas-, pero salvo que hubieras cometido algún error muy grueso en tu vida, ésta no iba a quedar comprometida. Eras mucho mas dueño de tu libertad y tu destino, por mas duro que pudiera ser el camino.
Los maleantes han existido siempre, pero en la era analógica tenías que estar en el lugar justo y el momento justo, para sufrir esas consecuencias indeseables que te despojaran de algo que te hacías currado junto a tu familia, o incluso la propia vida si tenías esa mala suerte.
Pero a partir de internet el mundo ha cambiado sustancialmente, y hace muy poco se ha dado un paso gigante con el desarrollo de la inteligencia artificial. Y por si hay algún despistado en la sala, me gustaría dejar claro que no estoy en su contra, ni de ningún otro avance tecnológico, porque me parecen enriquecedores en todo sentido (nunca mejor dicho).
Todos los cambios de los últimos años han abierto puertas impensadas hasta hace muy poco, creando nuevos empleos, negocios, y desarrollando sistemas e ideas que le han cambiado la vida a mucha gente. Personas que en décadas anteriores y a lo largo de toda una vida, probablemente no podrían haber conseguido el progreso personal y económico, que en la actualidad han logrado en períodos de tiempo muy cortos.
Pero una cosa no quita la otra. Todos los avances que han salvado vidas, creado empleos y tantas otras cosas que entendemos como positivas en nuestro día a día, tienen una contrapartida, porque como siempre todo tiene dos formas de utilizarse, para el bien y para el mal, siendo utópico que solo se llevara a cabo la primera opción.
Y ahora mismo estaba recordando un artículo que leí hace tiempo, en relación a todo esto de la ciberdelincuencia, con ataques, filtraciones y demás. En él decía que el gobierno ruso había vuelto a comprar máquinas de escribir, para que los documentos secretos mas importantes, estuvieran escritos en papel, y no en archivos digitales, de forma de resguardados “como toda la vida”. Puede sonar a chiste, y mas allá de que probablemente no sea nada práctico, seguramente quien tomó la decisión no es ningún tonto, teniendo en cuenta los tiempos que corren.
Y es que hasta hace unos años, a nivel personal o empresa, el riesgo existía y las consecuencias de un ataque obviamente podían ser muy perjudiciales. Pero no estaba tan difundido como ahora que vivimos totalmente en la nube, y dependemos en la práctica de ella para absolutamente todo, directa o indirectamente, con lo que nuestra vulnerabilidad, es máxima.
La cuestión es que si al estadio anterior, le sumamos los últimos desarrollos de inteligencia artificial, tenemos un cóctel muy difícil de digerir cuando se utiliza con fines delictivos. Y la perfección que ya han conseguido esos sistemas, es un grandísimo problema, por lo fácil que se puede ser presa de los malos, independientemente de tu edad y a que te dediques, porque las malas prácticas ahora mismo se han democratizado, pudiendo acceder a esa vías, personas que antes no tenían esa posibilidad de perfección y alcance en su carrera delictiva.
Hasta ayer mismo, pensábamos que lo peor que te podía pasar era darle un click a un correo que escondiera algún virus, o un SMS que te colara una gran dolor de cabeza. Pero es que ahora mismo realidad y ficción comparten el mismo plano, con lo que dependiendo de quien, como, y con que intenciones las utilice, todo puede ser una gran mentira.
Existen ahora mismo sistemas de clonación de voz con muy pocos segundos de muestras, y del mismo modo lo que se refiere a imagen y vídeo, lo que eleva exponencialmente los riesgos de ser atacados de alguna de las mil formas que existen, y obviamente perder algo que atesoramos, y que otros pretenden por la vía mas corta.
Hace unos días salía la noticia de una empresa a la que le habían robado 24 millones de dólares, sirviéndose de inteligencia artificial. Se le ordenó a un empleado que hiciera un movimiento, y a pesar de que al principio desconfió, en pasos siguientes y a través de una video conferencia, al ver y escuchar a personas que supuestamente estaban capacitadas para darle las órdenes que estaba recibiendo, llevó a cabo la operativa. Como decía, obtuvieron esa gran cifra de dinero de una forma relativamente sencilla, a distancia y sirviéndose de una tecnología de clonación de voz y vídeo, que ya está al alcance de cualquiera.
En un mundo analógico, obviamente todo hubiera sido muy diferente, pero no podemos ir hacia atrás, tenemos que seguir recorriendo el camino, y de alguna forma aprender a sortear las piedras que encontramos en el.
La complicación está en que mas allá de las buenas intenciones de quienes crean y desarrollan tecnología, -y los que la utilizan para generar empleo y riqueza-, existe otra pata del asunto, que también hace lo propio en ambos sentidos, pero por fuera de la ley. Por tanto, vamos llegando a un punto en el que será inevitable tomar algunas medidas o previsiones del tipo que sean, porque la generalización de la incertidumbre y el miedo, pueden traer problemas muy gordos a nuestra sociedad.
Por ejemplo, éstos días salía también la noticia de que en la dark web se está ofreciendo documentación falsa hecha con inteligencia artificial, y que no levantaría sospechas en su uso, como no lo haría la original en manos de su legítimo propietario.
Si con solo robarte un DNI de los de toda la vida, delincuentes han conseguido préstamos y comprar bienes de precios muy abultados, destruyéndole la vida a quien le había sido sustraído, cuanto mas problemático es el hecho anunciado, de que en éstos momento se pueden crear miles de documentos falsos al día, con una calidad impensada, a través de inteligencia artificial y a un precio irrisorio para quien quiera adquirirlos.
Y éste es un tema mundial, sabemos perfectamente lo que está ocurriendo cada día, y sin ir mas lejos, es posible que pronto no quede ni una empresa española del tamaño que sea, que no haya tenido un ataque informático. Algo que ha ocurrido a nivel de nuestro gobierno, ministerios, servicios, ayuntamiento, y un largo etc., incluidos centro de salud y demás, donde el común denominador ha sido solicitar un rescate.
Y hablando de rescate, también se han conocido noticias de falsos secuestros y tantos otros hechos en los que sirviéndose de clonación de voz e imagen, los delincuentes actuales llevan a cabo sus fechorías, mientras perfeccionan su técnica y medios, conectados a internet como cualquier hijo de vecino.
Y ojo que en ocasiones no es necesario ni sufrir un ataque, ni ser receptores de algún intento de engaño, porque llevamos nuestra vida en la mano cada día. El móvil es nuestra “caja fuerte”, donde por comodidad tenemos todo lo que nos interesa, y desde él hacemos operaciones bancarias, compramos y vendemos cosas, etc., etc. Y ya sabemos lo que significa perderlo o que te lo roben.
Pero para terminar y volviendo a las actividades de los “malos”, puede que tú que me estás escuchando creas que no es para tanto, y que si bien hay afectados, todavía no es un número tan importante como para preocuparse. Pero si me permites discrepar, te cuento que sin buscar absolutamente nada, me han llegado noticias de cantidad de personas y empresas que han sufrido las cosas que comento, por lo que extrapolando a la población de todo un país, el problema ya tiene dimensiones mas que importantes, y va a ir a mas. Pero siempre hay incrédulos o gente que cree que las cosas le ocurren a los demás, y si lo piensas… están en lo correcto, porque “los demás, piensan lo mismo”.
El problema existe, el riesgo es alto y permanente, por lo que estamos en un momento crucial para dar los pasos necesarios en la dirección correcta, y que proteja a la gente de bien. Porque si las consecuencias negativas de la tecnología mal utilizada, continúa destruyendo vidas -sobre todo a nivel económico-, pronto nos veríamos en la encrucijada de seguir avanzando, o tener que retroceder. Y creo que ahora mismo, nadie está interesado en volver a la máquina de escribir, pero aunque eso pudiera parecer la máxima ficción en dirección al pasado y todo un contrasentido, ya he mencionado antes que alguien lo ha tomado como una buena opción. La tarea es que no se convierta en la nuestra, y nada me gustaría mas que seguir avanzando, por el bien de la humanidad.
Y hasta aquí la entrega de hoy, gracias por tu tiempo, muchas gracias por leer o escuchar completo éste episodio, y te espero en el próximo. Chauuu…