¿Necesitamos el dinero físico?
Llevamos muchos años en dirección a un mundo sin dinero físico. Un camino que comenzó hace décadas con las tarjetas de crédito, y que con la aparición de internet consiguió un grandísimo impulso, en el que los pagos online a través de todo tipo de sistemas y plataformas, han hecho de “lo virtual” nuestro día a día. Estamos tan acostumbrados a utilizar plásticos, o directamente aplicaciones de móvil y páginas webs para mover nuestros bienes mas líquidos, dando casi por sentado que no hay nada mejor, y peor aun, que es lo mismo que el “vil metal” contante y sonante. Pero ¿de verdad es así?
Si eres mas de escuchara que de leer, aquí tienes la versión audio:
Hola que tal ¿Cómo estás? Soy Carlos Vitesse y te doy la bienvenida a una nueva entrega de Bitácora Mental.
Estaba leyendo un artículo -del que como siempre te voy a dejar enlace en las notas del programa–, en el que se habla de un tema muy actual, la desaparición del dinero en efectivo, y en este caso, los pasos que ha dado Suecia a ese respecto. Y dice el texto -citando literalmente las palabras de Daniel Larson, destacada personalidad de la fiscalía general sueca dedicado a los delitos económicos-, que, “Suecia se había convertido en el Sillicon Valley del emprendimiento criminal”. Sin duda es una frase para tener en cuenta, y evidencia un grandísimo problema que está ocurriendo también en muchos otros países, el preocupante aumento de las ciberestafas.
Suecia lleva años trabajando en una economía basada en pagos digitales, y el artículo comenta que junto con Noruega, son los países donde resulta mas complicado tener acceso al dinero físico, porque hay muy pocos sitios donde encontrar un cajero automático o sucursal bancaria, a tales efectos.
Y para muestra de lo lejos que ha llegado la digitalización, se menciona que en 2020 solo un 8% de la gente había hecho algún pago reciente en efectivo. Y en 2018, dicen que el dinero movido en efectivo, representó apenas el 1% del PIB, mientras en ese momento a nivel europeo era del 11%.
Evidentemente el uso de dinero electrónico reduce el riesgo de robos y atracos “al viejo estilo”, trayendo de alguna forma cierto respiro en algunos ámbitos. Pero el mundo no es un sitio perfecto, y es mas que conocido aquello de que todo tiene sus ventajas y sus desventajas. Y en referencia a esto último, Larson explica que del año 2021 a 2023, se han duplicado las cantidades obtenidas por los delincuentes en estafas online, significando un equivalente al 2,5% del PIB sueco.
Y esto, al igual que la realidad que se está viviendo en infinidad de países, incluida España, es un asunto muy preocupante. En Suecia, -siempre según el artículo- el poder ejecutivo y el parlamento están estudiando acciones a tomar, mientras se la ha llamado la atención a los bancos, pidiéndoles que mejoren la seguridad de sus sistemas, con el fin de proteger debidamente a los clientes.
Y lo mas relevante de este asunto, es que las autoridades suecas se han dado cuenta de que no pueden eliminar el dinero en efectivo, y que debe ser mas accesible a las personas, para que puedan utilizarlo y hacer que circule.
Otro asunto que ha motivado este cambio de rumbo, son los continuos hackeos -de los que en España ya conocemos demasiado a todo nivel, incluso gubernamental-, mostrando que la falta de seguridad, puede tornarse en un escollo insalvable, a la hora de confiar en la digitalización de una economía. Y recordemos también otras aristas del problema digital, como las caídas de redes que hemos tenido en España, donde no se podía operar de ninguna forma que no fuera en efectivo.
La falta de electricidad durante algunos días, o interrupciones de internet del tipo que sea, podrían causar un caos sin precedentes, y es algo que ningún gobierno quiere, pero son cosas que pueden ocurrir y de hecho ocurren, como los hackeos de los que en España estamos teniendo un pico de casos, y resulta mas que preocupante.
Obviamente este asunto no afecta a pocos países, es un tema mundial porque como decía antes, la tecnología nos va llevando hacia sistemas de cobro y pago basados exclusivamente en lo digital, y eso ha hecho que los delincuentes se pongan las botas con millones de personas, que -en su buena fe-, han sido víctimas de todo tipo de estafas. La suplantación de identidades clonando voces, imagen, o el simple uso de información privilegia con el fin de inducir a la víctima a hacer movimientos que no haría en otras situaciones presenciales, es un triste realidad.
Seguramente no queda nadie hoy en España que no haya recibido un SMS, correo, Whatsapp, o alguna llamada telefónica en la que hayan querido estafarle con cuentos de los mas variados. Incluso haciendo que el número de teléfono desde el que supuestamente se estaba haciendo la comunicación, coincidiera con el del banco y sucursal de la víctima. Y además utilizando información que solo podría tener el banco, o en su defecto quien la hubiera sustraído ilegalmente, o comprado en las profundidades de la “Dark Web”, donde por cierto ya no debe haber sitio para mas datos españoles robados, porque entre los ataques a la DGT, Hacienda, Ministerio de Trabajo, Bancos, Hospitales, empresas de todo tipo, etc., obteniendo información sensible de los sufridos contribuyentes, aquello debe ser de un volumen increíble.
Y decía el artículo que según un informe de UK Finance, el fraude que mas creció en 2023 fue el robo de credenciales de identificación bancaria de particulares, reportándose pérdidas de unos 80 millones de libras.
Está claro que la intención de digitalizar todo los movimientos de dinero, además de tener controlados a los ciudadanos, -el tipo de cosas a las que ningún gobierno que se precie de estar bien informado gusta de renunciar-, también tiene o tenía su parte de justificación en cuanto a la economía sumergida. Pero la cruda realidad, es que los amigos de lo ajeno, y aquellos que practican el deporte del ilícito como forma de vida, tienen ahora una posibilidad muy jugosa de estar tomando el sol en la playa mas alejada del mundo, y a la vez vaciar cuentas de empresas y personas del otro lado del planeta, permaneciendo en el mas absoluto e impune anonimato. Y el problema es que no hablamos de cuatro gatos robando para el bocadillo, hablamos de organizaciones delictivas que mueven millones y millones, que se invierten o utilizan de las mas variadas formas, dando vida a un submundo que se quería como poco controlar -si no evitar-, y que cada vez se transforman mas en grupos peligrosos con capacidades operativas en cualquier continente y zona, al servicio del mejor postor, y con los fines mas oscuros, lo que representa un peligro constante, y la posibilidad de acciones de cualquier tipo y nivel, incluso de las mas temidas no solo por una sociedad, sino por un continente entero.
Mientras tanto, los bancos -como de un tiempo a ésta parte-, continúan informando a sus clientes, sobre riesgos y formas de prevenir el ser víctimas “de los malos”, mientras redactan nuevos contratos de acceso a sus servicios, donde el cliente tiene que aceptar cláusulas que inequívocamente ponen la pelota de la responsabilidad en en área del usuario, y lo que haga con sus dispositivos, comunicaciones, y demás cuestiones de su día a día en las que pueda ponerse en riesgo, o sin buscarlo, ser víctima de un ilícito que afecte a sus cuentas.
En fin, que soy consciente de que es muy difícil encontrar un punto de equilibrio entre practicidad y seguridad, pero lo que está claro es que nos están vendiendo un presente y un futuro perfecto, pero que tiene mas carencias, fallos y riesgos, de los que quieren y también queremos reconocer. Igual es todo culpa nuestra, que nos han vendido espejitos de colores, y resulta que estamos muy confiados en que nuestro dinero está a salvo, y con la app del banco y un móvil tenemos la vida resuelta, pero resulta que te pueden robar el móvil o ciber estafarte de las forma mas ingeniosa, y en tres minutos tu vida se pone patas arriba, echando por tierra décadas de trabajo y ahorro. Porque una cosa es el dinero físico, que sin duda tiene mil riesgos, y otra, que todas tus pertenencias sean ceros y unos en algún servidor al que todos quieren acceder, para quedarte con lo tuyo.
Es un tema muy complicado, y uno de esos casos en los que habrá que hilar muy fino, para que “el invento no mate el inventor”
Y hasta aquí el Bitácora Mental de hoy, muchas gracias por el tiempo que has dedicado a leer o escuchar éste episodio, y te espero en el próximo. Chauuuu…