Nieve y criaturas
En ésta entrega de Bitácora Mental, te dejo mi opinión sobre una película, y una serie que terminé de ver éste fin de semana. Dos propuestas muy diferentes, y a continuación comparto mis argumentos de porqué te las recomiendo, si es que aun no las has visto, claro. (Si eres mas de escuchar que de leer, te dejo enlace al audio del episodio Nº 199 del #Podcast).
Muy bien, comenzamos entonces -sin spoilers-, por “La Sociedad de la Nieve”, que está disponible en Netflix.
Como decía en una publicación que hice en redes sociales, el tema de la película es un asunto con el que uno ha convivido durante décadas. Porque el accidente del avión de la Fuerza Aérea uruguaya, ocurrido en 1972 cruzando los Andes, además de marcar evidentemente la vida de los protagonistas y sus familias, se hizo parte de la historia de un país y su sociedad, en la que como se suele decir “nos conocemos todos”.
Y es que por aquel entonces no llegábamos ni a los tres millones de habitantes, que era la cifra a la que redondeábamos cuando alguien nos preguntaba. Pero en realidad éramos muy poco mas de 2,800,000 de los cuales casi la mitad vivíamos en la capital. Por tanto un hecho como éste, y a pesar de que era un momento en el que no existían los medios tecnológicos actuales, y las noticias iban a otra velocidad, fue algo que llegó rápidamente a todos los rincones a través de la radio AM, y también a través de la televisión en blanco, que en zonas rurales tenía muchos puntos sin cobertura, o casi. Fuera de la capital, la radio era la forma mas rápida y directa de estar informado, porque como dije en un episodio hace tiempo, había ciento de miles de personas que no tenían aun ni teléfono fijo. Yo era uno de ellos, aun viviendo en un barrio en el que coexistían viviendas, comercios e industrias, así que en el campo ni te digo.
Es que la red en los 70s todavía era analógica, el servicio estaba muy limitado, la demanda superaba la oferta, y en casa recién tuvimos línea telefónica en 1977, viviendo ya en otra zona de la ciudad, donde igual nos tocó esperar 3 años por el servicio, y fue uno de esos casos “con suerte”, porque otros esperaron aun varios años mas.
Y decía hace un momento esa frase hecha, que muchas veces comentamos, lo de que que “allí nos conocemos todos”, algo que evidentemente no es literal, pero para que tengas una idea de lo que quiere decir, te voy a contar apenas un par de casos en referencia a éste accidente aéreo de los Andes.
Resulta que tanto la persona que desde hace mas de 20 años es mi mi esposa actual, como quien está grabando éste audio, sin conocernos y viviendo en barrios diferentes en los 70s, 80s, y 90s, hasta que nos fuimos a vivir juntos, dentro de los compañeros y compañeras que tuvimos a lo largo de nuestra época como estudiantes, o incluso posteriormente a nivel laboral, compartimos durante algunos años, nuestro día a día con personas que tenían familiares directos en aquel vuelo, que no llegó a destino.
Por eso mas de una vez uno piensa “que chico es el mundo”, así que comprenderás que no entre en detalles de ubicación geográfica, temporal, edades, sexos, o cualquier dato que pudiera identificar a las personas de las que estamos hablando. Eso no tendría el menor sentido, ya que como mencionaba antes, aquello nos impactó a todos, e incidió en la forma que nos relacionamos con esos familiares, así que, -en lo personal-, si ya respetábamos la privacidad del asunto hace décadas no hablando sobre el accidente, eso es algo que no ha cambiado. Por eso aclaro una vez mas, que no comento esto para decir a quienes conocíamos o conocemos, con quienes crecimos o con quien trabajamos, sino para que te hagas una idea de lo que significó ésta tragedia, para todo un pequeño país.
Pero yendo a la película y la historia que cuenta, el primer contacto que tuve consumiendo un contenido “comercial” sobre los hechos, creo recordar que fue el libro “Viven”, publicado en 1974, y que leí bastantes años después, cuando un familiar me lo prestó, recomendándome su lectura. Esa a la que me había resistido, porque eran años de juventud en los que uno ya tenía bastante con lo que había absorbido de los medios de comunicación, así que meterse de lleno otra vez en la historia, pensé que no me gustaría, pero me equivoqué.
También vi películas, y durante décadas ni se la de artículos, entrevistas, y vídeos que habré visto, pero confieso que “La Sociedad de la Nieve” me gustó, y me llevó otra vez a una época lejana, que al haber sido vivida, de alguna forma ayuda para compenetrarse aun mas, con lo que ocurre en la pantalla.
Me parece un film muy respetuoso en todo sentido, y con detalles cuidados que se agradecen, porque creo que en éstos casos el show sobra. Como dije, no voy a hacer ningún spoiler, y creo que merece la pena verla, independientemente de que puedas tener o no, puntos de contacto con ella, ya sea por tu origen, edad, o lo que sea.
Creo que es una lección de vida impresionante, condensada en dos horas y poco, donde se resumen mas de dos meses de sufrimiento, en el que triunfa la esperanza y la vida, porque tanto los que regresaron, como los que finalizaron su pasaje por ésta tierra fuera de su casa, permanecen en el recuerdo que mas de 50 años después, está mas vigente que nunca.
Y para terminar esta micro reseña, si te gusta el film, te invito a que busques material de entrevistas, cómo se rodaron las escenas, los sitios donde estuvieron los actores, y muchísimos otros detalles de todo el hecho y su historia. Porque vas a comprender aun mas, la hazaña que llevaron a cabo esos sobrevivientes, e incluso el papel fundamental de quien fuera el nexo para su rescate, que tuvo que hacer decenas de kilómetros a caballo para buscar ayuda, y así poder arrancar de las garras de la montaña, a esos seres humanos que mas de 70 días después de subirse a un avión con destino a Chile, -sin conseguirlo-, pudieron regresar con vida a sus casas.
Bien, hasta aquí la parte “emotiva” de éste episodio, así que ahora vamos con algo totalmente diferente. Una serie que como decía terminé de ver éste fin de semana, y que desconozco si continuará, porque de momento lleva cuatro temporadas, y me refiero a “Todas las criaturas grandes y pequeñas”.
Un contenido apto para todo público, y disponible en Filmin, pero también en Movistar+, aunque allí al menos hasta hace unos días, solo estaban los episodios hasta las tercera temporada. Que por cierto son 6 cada una con un especial de Navidad, es decir en realidad son 7 episodios, pero ojo que en Filmin si no lo han cambiado, el último de la cuarta temporada estaba aparte y no salía automáticamente al ver el sexto. Estaba como estreno, que en España fue el 2 de enero y como digo, fue en esa sección donde lo encontré, y no como el séptimo, junto con el resto, publicados a finales de 2023, que nos dejó hace pocos días.
Ésta serie tiene una parte real porque los personajes principales existieron, y se desarrolla en el siglo pasado, en el norte de Inglaterra, iniciándose la historia en 1937. La serie nos muestra la vida diaria alrededor de una clínica veterinaria rural, donde en su consultorio o a domicilio, igual les toca atender a un loro, una tortuga, o lidiar con un toro, por lo que en el transcurso de los episodios vamos viendo animales de todo tipo, e incluso aprendiendo cosas y consejos útiles.
Creo que es ideal para verla en familia, porque niños y mayores van a estar entretenidos, sobre todo si te gustan los animales. Aunque esa simplemente es la excusa y detonante para una serie de historias personales, en las que las relaciones humanas, laborales, amores, lealtades, sueños, engaños, y tantas otras cosas que forman parte del día a día de nuestras vidas, se aborda de forma muy amena, mostrándonos una época sin la tecnología actual, pero demostrando en algunos casos que no es tan importante, ni esencial.
No faltan tampoco situaciones jocosas, en las que las acciones y reacciones nos muestran como se vivía por aquellos años, que -salvando la distancia-, quizá aun persista en alguna medida en rincones de nuestro mundo rural del siglo XXI.
En resumen, una serie para despreocuparse y desconectar de la violencia y la vorágine que nos arrasa en la actualidad. Un bálsamo para el espíritu, y horas de entretenimiento sano, para todas las edades, que resulta un oasis dentro del sinsentido sensacionalista que hoy por hoy gobierna la casi totalidad de contenidos, buscando un impacto inmediato, y una captación de atención que en muchos casos no resulta ni sana, ni recomendable.
“Todas las criaturas grandes y pequeñas”, es como las vacaciones de las buenas, cuando desconectas, descansas, te concentras en lo mas básico e importante, y luego regresas al día a día, siendo capaz de darte cuenta de que quizá deberías cambiar algunas cosas, para ser menos oveja y tener mas visión de pastor.
Pero como bien dicen, “para gustos, lo colores”, así que si eres de los que solo se motivan y entretienen con sexo, violencia o acción permanente al límite, que sepas que esto no es para ti, y avisado estás.
Soy Carlos Vittese y hasta aquí la entrega de hoy, gracias por tu tiempo, muchas gracias por escuchar o leer éste episodio, y te espero en el próximo. Chauuu…